oración

El Papa convoca una Jornada de oración por la paz.

“En esta dramática hora de nuestra historia, mientras los vientos de guerra y la violencia continúan devastando pueblos enteros y naciones”, el Papa Francisco ha revelado en la Misa de apertura de la Asamblea sinodal de octubre, que el domingo pedirá a la Virgen María de modo especial por la paz, rezando el Rosario en Santa María la Mayor “y dirigiré a la Virgen un pedido”, que no ha especificado.  Además, ha convocado una Jornada de oración y ayuno el 7 de octubre.

El Trisagio Angélico

PREPARANDO LA SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD. El domingo después de Pentecostés, la Iglesia celebra la Solemnidad de la Santísima Trinidad, establecida para todo Occidente en 1134 por el Papa Juan XII. El Trisagio Angélico se reza durante tres días, empezando el viernes antes de esta fiesta. Es una oración de adoración y alabanza a la Trinidad Beatísima. A continuación copio lo siguiente: Hoy Solemnidad de la Santísima Trinidad, he vuelto a rezar en latín, en compañía de siete u ocho personas, el Trisagio Angélico, una antigua plegaria de alabanza y adoración a Dios uno y trino:V. Tibi laus, Tibi gloria, Tibi gratiarum actio in saécula sempiterna, O Beata Trinitas.R. Sanctus, Sanctus, Sanctus Dominus Deus exercituum. Pleni sunt caeli et terra gloria tua.Los versos se repiten nueve veces precedidos de un Paternóster y de una antífona. Se termina con el Gloria y se repite el canto dos veces más.Todos los años, mientras vivo esta vieja costumbre litúrgica, me veo a mí mismo como un niño chico que canta a grito pelado una canción con palabras aprendidas de sus padres, pero cuyo significado sólo entenderá cuando sea mayor. [Para continuar leyendo]

Secuencia del Espíritu Santo

La secuencia de la Misa de Pentecostés, es un precioso y profundo himno: el himno más antiguo del Espíritu Santo. El texto se atribuye a Stephen Langton (alrededor de 1150-1228), arzobispo de Canterbury, aunque también fueron considerados sus autores tanto el rey de Francia Roberto II el Piadoso (970-1031) como el papa Inocencio III (ha. 1161-1216). La Iglesia Católica pide su asistencia al Espíritu Santo. Recuerda la primera venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles en Pentecostés, narrada en el capítulo 2 de los Hechos de los Apóstoles. Ven, Espíritu divino,manda tu luz desde el cielo.Padre amoroso del pobre;don, en tus dones espléndido;luz que penetra las almas;fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma,descanso de nuestro esfuerzo,tregua en el duro trabajo,brisa en las horas de fuego,gozo que enjuga las lágrimasy reconforta en los duelos. Entra hasta el fondo del alma,divina luz, y enriquécenos.Mira el vacío del hombre,si tú le faltas por dentro;mira el poder del pecado,cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía,sana el corazón enfermo,lava las manchas, infundecalor de vida en el hielo,doma el espíritu indómito,guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones,según la fe de tus siervos;por tu bondad y tu gracia,dale al esfuerzo su mérito;salva al que busca salvarsey danos tu gozo eterno.

Octavario por la unidad de los cristianos

Del 18 al 25 de enero se celebra la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Con el lema «Amarás al Señor, tu Dios… y a tu prójimo como a ti mismo», pasaje bíblico que tomado del Evangelio de Lucas (10,27), la Iglesia se prepara para celebrar la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que este año se desarrollará del 18 al 25 de enero de 2024 en el hemisferio norte y en el hemisferio sur, donde enero es normalmente un período festivo, las iglesias suelen celebrar la Semana de Oración cerca de Pentecostés. Se pueden consultar los textos publicados por el Dicasterio para la Unidad de los Cristianos.

Venite adoremus!

¡Venid, vamos a adorar! Al entrar en el estadio de fútbol de una ciudad inglesa, los aficionados son recibidos por una gran escultura de dos soldados, cada uno con uniforme distinto, que estrechan sus manos por encima de un balón. La escena representa un evento ocurrido durante la Primera Guerra Mundial, conocido como «La tregua de Navidad». Se cuenta que, en la Nochebuena de 1914, se produjo un alto al fuego espontáneo en las trincheras que separaban a los dos ejércitos. Un bando hizo señales al otro, invitándolo a vivir una noche de paz, precisamente en aquella fecha que conmemoraba el nacimiento de Jesús. La iniciativa fue bien recibida: se reunieron militares de ambos lados, intercambiaron sencillos regalos, cantaron villancicos, se tomaron alguna foto de grupo e incluso jugaron un partido de fútbol. Uno de los villancicos que todos recuerdan haber escuchado o entonado aquella noche es el célebre Adeste fideles, composición del siglo XVIII, al parecer de un músico inglés. El hecho de que el canto original fuera en latín facilitó que pudieran entonarlo personas que no compartían idioma, acompañados por algunas gaitas. Este villancico, ahora conocido en todo el mundo, invita a quienes cantan y escuchan a unirse al grupo que acude a Belén —pastores, ángeles, magos— para adorar a Jesús recién nacido. «Navidad. Cantan: venite, venite…Vayamos, que Él ya ha nacido. Y, después de contemplar cómo María y José cuidan del Niño, me atrevo a sugerirte: mírale de nuevo, mírale sin descanso».

Comunión de los santos

SUFRAGIO POR LOS DIFUNTOS. Estamos en noviembre, mes que la Iglesia dedica a hacer sufragios por los difuntos. Esta es una manifestación de lo que se conoce como la comunión de los santos. Pero, ¿qué es esto? Como dice el Catecismo, la comunión de los santos es precisamente la Iglesia. Esta comunión tiene dos significados estrechamente relacionados: por un lado, la comunión en las cosas santas, la participación en los mismos bienes espirituales, y, por otro, la comunión entre las personas santas. Catecismo de la Iglesia Católica, 948. La Iglesia está formada por los discípulos del Señor. Unos peregrinan en la tierra, otros, ya difuntos, se purifican en el purgatorio, mientras otros ya contemplan a Dios porque gozan del cielo. Pero, ¿cómo se da esta unión entre los distintos miembros de la Iglesia? De una parte, siempre podemos rezar a Dios por las personas que nos acompañan en nuestro camino hacia el cielo. Esa oración de intercesión expresa también la caridad, el amor fraterno entre los cristianos. Las personas que están en el cielo no dejan de interceder por nosotros ante el Padre. Su solicitud fraterna ayuda mucho a nuestra debilidad. Además, su ejemplo, nos ayuda a poner la mirada en la meta, la vida eterna en comunión con Cristo. Por otro lado, la Iglesia peregrina recuerda a los difuntos y ofrece sufragios por ellos, para que se vean librados de sus pecados y puedan ir cuanto antes a la felicidad del cielo. Nuestra oración por ellos puede no solamente ayudarles, sino también hacer eficaz su intercesión en nuestro favor. En la Santa Misa estamos en comunión con nuestros hermanos “dispersos por el mundo” (Misal Romano, Plegaria Eucarística III) y también con los glorificados en el cielo y los que se purifican para ver en ellos el rostro de Dios. Catecismo de la Iglesia Católica, 954-959, 1354, 1370-1371 “Durante la Eucaristía confiamos a los difuntos a la misericordia de Dios con un recuerdo sencillo pero lleno de significado. Rezamos para que estén con él en el paraíso, con la esperanza de que un día también nosotros nos encontremos con ellos en este misterio de amor que, si bien no comprendemos plenamente, sabemos que es verdad porque Jesús nos lo ha prometido. Este recuerdo de rogar por los difuntos está unido también al de rogar por los vivos, que junto con nosotros cada día enfrentan las dificultades de la vida. Todos, vivos y difuntos, estamos en comunión; en esa comunidad de quienes han recibido el bautismo, se han nutrido del Cuerpo de Cristo y hacen parte de la gran familia de Dios”. Papa Francisco, Audiencia 30-11-2016

Domund 2023

JORNADA MUNDIAL DE LAS MISIONESCORAZONES ARDIENTES, PIES EN CAMINO. Señor, en este mundode corazones apagados,ojos que se cierrany pies que se arrastran,¡enciende, abre, muevenuestra vida!Prende una vez mástu llama en nuestro corazón,lava y despega nuestros ojos,haz que el mundo se quede pequeño bajo nuestros pies.Vuelve a salir a nuestro encuentro, para que, contigo y por tu amor, seamos misión queencienda, abra, muevala vida de los demás,como tú haces con la nuestra. Amén.

Los discípulos de Emaús.

MEDITACIÓN DEL PAPA FRANCISCO | VÍDEO SOBRE EMAÚS En la conversación de los discípulos con el peregrino desconocido impresiona la expresión que el evangelista san Lucas pone en los labios de uno de ellos: «Nosotros esperábamos…» (Lc 24, 21). Este verbo en pasado lo dice todo: Hemos creído, hemos seguido, hemos esperado…, pero ahora todo ha terminado. También Jesús de Nazaret, que se había manifestado como un profeta poderoso en obras y palabras, ha fracasado, y nosotros estamos decepcionados.Este drama de los discípulos de Emaús es como un espejo de la situación de muchos cristianos de nuestro tiempo. Al parecer, la esperanza de la fe ha fracasado. La fe misma entra en crisis a causa de experiencias negativas que nos llevan a sentirnos abandonados por el Señor. Pero este camino hacia Emaús, por el que avanzamos, puede llegar a ser el camino de una purificación y maduración de nuestra fe en Dios.También hoy podemos entrar en diálogo con Jesús escuchando su palabra. También hoy, él parte el pan para nosotros y se entrega a sí mismo como nuestro pan. Así, el encuentro con Cristo resucitado, que es posible también hoy, nos da una fe más profunda y auténtica, templada, por decirlo así, por el fuego del acontecimiento pascual; una fe sólida, porque no se alimenta de ideas humanas, sino de la palabra de Dios y de su presencia real en la Eucaristía. (Benedicto XVI, Regina Caeli, 6 de abril de 2008). Fuente: Catholic.net

Semana Santa 2023 | Horarios

—DOMINGO DE RAMOS: Bendición de los ramos en todas las misas: 10:00, 11:30, 13:00 y 19:30. —LUNES SANTO (3 de abril): Misas a las 12:00 y a las 19:30. Oración de Betania a las 20:00. —MARTES y MIÉRCOLES SANTO: Misas a las 12:00 y a las 19:30. —JUEVES SANTO (6 de abril): —VIERNES SANTO (7 de abril): —SÁBADO SANTO (8 de abril): —DOMINGO DE PASCUA (9 de abril): Misas de Resurrección a las 10:00, 11.30, 13:00 y 19:30.

El Viernes de Dolores

El viernes previo a la Semana Santa se conocía tradicionalmente como Viernes de Dolores, en el que se conmemoraba el sufrimiento de Santa María al pie de la Cruz (para ello ha quedado el 15 de septiembre). Sin embargo puede ser un buen momento para rezar con una bella plegaria: Stabat Mater.La secuencia Stabat Mater es un poema medieval del siglo XIII, pero más extendido a partir del XV. Comienza con las palabras Stabat Mater dolorosa («Estaba la Madre dolorosa»). Como plegaria, medita sobre el sufrimiento de María, la madre de Jesús, durante la crucifixión de su hijo.Además de su traducción, muchos compositores han puesto música a esta secuencia. Aquí recogemos la de Giovanni Pierluigi da Palestrina. 1.Versión latina medieval​ Stabat Mater dolorosa Iuxta crucem lacrimosa, Dum pendebat filius. Cuius animam gementem Contristatam et dolentem Pertransivit gladius. 2. O quam tristis et afflicta Fuit illa benedicta Mater unigeniti Quae maerebat et dolebat. Et tremebat, cum videbat Nati poenas incliti. 3. Quis est homo qui non fleret, Matrem Christi si videret In tanto supplicio? Quis non posset contristari, Piam matrem contemplari Dolentem cum filio? 4. Pro peccatis suae gentis Vidit Jesum in tormentis Et flagellis subditum. Vidit suum dulcem natum Morientem desolatum Dum emisit spiritum. 5. Eja mater fons amoris, Me sentire vim doloris Fac ut tecum lugeam. Fac ut ardeat cor meum In amando Christum Deum, Ut sibi complaceam. 6. Sancta mater, istud agas, Crucifixi fige plagas Cordi meo valide. Tui nati vulnerati Tam dignati pro me pati, Poenas mecum divide! 7. Fac me vere tecum flere, Crucifixo condolere, Donec ego vixero. Juxta crucem tecum stare Te libenter sociare In planctu desidero. 8. Virgo virginum praeclara, Mihi jam non sis amara, Fac me tecum plangere. Fac ut portem Christi mortem, Passionis eius sortem Et plagas recolere. 9. Fac me plagis vulnerari, Cruce hac inebriari Ob amorem filii, Inflammatus et accensus, Per te virgo sim defensus In die judicii. 10. Fac me cruce custodiri, Morte Christi praemuniri, Confoveri gratia. Quando corpus morietur Fac ut animae donetur Paradisi gloria. Amen. 1.Traducción literal​ De pie la Madre dolorosa junto a la Cruz, llorosa, mientras pendía el Hijo. Cuya ánima gimiente, contristada y doliente atravesó la espada. 2. ¡Oh cuán triste y afligida estuvo aquella bendita Madre del Unigénito!. Languidecía y se dolía la piadosa Madre que veía las penas de su excelso Hijo. 3. ¿Qué hombre no lloraría si a la Madre de Cristo viera en tanto suplicio? ¿Quién no se entristecería a la Madre contemplando con su doliente Hijo? 4. Por los pecados de su gente vio a Jesús en los tormentos y doblegado por los azotes. Vio a su dulce Hijo muriendo desolado al entregar su espíritu. 5. Oh, Madre, fuente de amor, hazme sentir tu dolor, contigo quiero llorar. Haz que mi corazón arda en el amor de mi Dios y en cumplir su voluntad. 6. Santa Madre, yo te ruego que me traspases las llagas del Crucificado en el corazón. De tu Hijo malherido que por mí tanto sufrió reparte conmigo las penas. 7. Déjame llorar contigo condolerme por tu Hijo mientras yo esté vivo. Junto a la Cruz contigo estar y contigo asociarme en el llanto es mi deseo. 8. Virgen de Vírgenes preclara no te amargues ya conmigo, déjame llorar contigo. Haz que llore la muerte de Cristo, hazme socio de su pasión, haz que me quede con sus llagas. 9. Haz que me hieran sus llagas, haz que con la Cruz me embriague, y con la Sangre de tu Hijo. Para que no me queme en las llamas, defiéndeme tú, Virgen santa, en el día del juicio. 10. Cuando, Cristo, haya de irme, concédeme que tu Madre me guíe a la palma de la victoria. Cuando el cuerpo sea muerto, haz que al ánima sea dada del Paraíso la gloria. Amén. 1.Versión por Lope de Vega​ La Madre piadosa parada junto a la cruz y lloraba mientras el Hijo pendía. Cuya alma, triste y llorosa, traspasada y dolorosa, fiero cuchillo tenía. 2. ¡Oh, cuán triste y cuán aflicta se vio la Madre bendita, de tantos tormentos llena! Cuando triste contemplaba y dolorosa miraba del Hijo amado la pena. 3. Y ¿cuál hombre no llorara, si a la Madre contemplara de Cristo, en tanto dolor? Y ¿quién no se entristeciera, Madre piadosa, si os viera sujeta a tanto rigor? 4. Por los pecados del mundo, vio a Jesús en tan profundo tormento la dulce Madre. Vio morir al Hijo amado, que rindió desamparado el espíritu a su Padre. 5. ¡Oh dulce fuente de amor!, hazme sentir tu dolor para que llore contigo. Y que, por mi Cristo amado, mi corazón abrasado más viva en él que conmigo. 6. Y, porque a amarle me anime, en mi corazón imprime las llagas que tuvo en sí. Y de tu Hijo, Señora, divide conmigo ahora las que padeció por mí. 7. Hazme contigo llorar y de veras lastimar de sus penas mientras vivo. Porque acompañar deseo en la cruz, donde le veo, tu corazón compasivo. 8. ¡Virgen de vírgenes santas!, llore ya con ansias tantas, que el llanto dulce me sea. Porque su pasión y muerte tenga en mi alma, de suerte que siempre sus penas vea. 9. Haz que su cruz me enamore y que en ella viva y more de mi fe y amor indicio. Porque me inflame y encienda, y contigo me defienda en el día del juicio. 10. Haz que me ampare la muerte de Cristo, cuando en tan fuerte trance vida y alma estén. Porque, cuando quede en calma el cuerpo, vaya mi alma a su eterna gloria. Amén.

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