devociones

Dilexit nos

El pasado jueves día 24 de octubre el Papa Francisco ha publicado la que es la cuarta encíclica de su pontificado, «Dilexit nos», dedicada al Sagrado Corazón de Jesús. El Papa Francisco invita a renovar la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, recordando el amor de Cristo como esencial para la vida cristiana. Con motivo de los 350 años de las revelaciones a Santa Margarita María Alacoque, el Papa profundiza en la relación personal con Dios frente a una religiosidad superficial y un consumismo insaciable que afecta al corazón humano. El texto explora cómo, a través del amor de Cristo, las personas pueden fortalecer lazos fraternos y cuidar de la «casa común». En el primer capítulo, critica el materialismo que ha marginado la espiritualidad, mientras que el segundo capítulo examina las enseñanzas de Cristo, llenas de compasión. El tercer capítulo revisa la historia de esta devoción, resaltando su componente humano y divino. La encíclica cita muchos santos que han compartido los frutos espirituales de la devoción al Corazón de Jesús. Además de la citada santa Margarita María Alacoque, por el texto desfilan también Teresa de Lisieux, Ignacio de Loyola, Faustina Kowalska, Claudio de la Colombiere, Francisco de Sales, John Henry Newman, Carlos de Foucauld, Pablo VI y Juan Pablo II. Además, subraya la importancia de la Compañía de Jesús en la expansión de esta devoción. El Papa Francisco propone esta devoción como una síntesis del Evangelio, donde el amor profundo al Corazón de Cristo guía la vida cristiana y la misión de la Iglesia. Puede descargarse para Android y para iOS

El Corpus Christi

ESTE DOMINGO ES LA SOLEMNIDAD DEL CORPUS CHRISTI Se acostumbra a sacar en procesión al Santísimo Sacramento por las calles y las plazas del centro de Madrid para afirmar el misterio del Dios con nosotros en la Eucaristía. Su origen data del siglo XIII y, aunque se señala como fecha clave para la celebración el año 1240, fue realmente Urbano IV quien lo refrendó en 1264 PT y Clemente V lo confirmó en 1311. Sabemos que en Toledo el castellano monarca Alfonso X el Sabio participó en la celebración del Corpus en el año de 1280. En el siglo XV ya está establecida de forma definitiva la fiesta, en Madrid Una tradición de siglos en Madrid donde el Santísimo es acompañado por las congregaciones, asociaciones y hermandades eucarísticas de la ciudad, junto con el pueblo cristiano madrileño. Esta tiene lugar todos los años en la tarde del domingo posterior a la Santísima Trinidad. Se utiliza para ello la Custodia de la ciudad realizada por Francisco  Álvarez  en dos partes primero en 1568 las andas y más tarde en 1573 la  custodia completa. Dado que la ciudad de Madrid estaba incorporada a la diócesis de Toledo y no había Catedral se decidió depositar en el Ayuntamiento donde actualmente se conserva. Más información

El Trisagio Angélico

PREPARANDO LA SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD. El domingo después de Pentecostés, la Iglesia celebra la Solemnidad de la Santísima Trinidad, establecida para todo Occidente en 1134 por el Papa Juan XII. El Trisagio Angélico se reza durante tres días, empezando el viernes antes de esta fiesta. Es una oración de adoración y alabanza a la Trinidad Beatísima. A continuación copio lo siguiente: Hoy Solemnidad de la Santísima Trinidad, he vuelto a rezar en latín, en compañía de siete u ocho personas, el Trisagio Angélico, una antigua plegaria de alabanza y adoración a Dios uno y trino:V. Tibi laus, Tibi gloria, Tibi gratiarum actio in saécula sempiterna, O Beata Trinitas.R. Sanctus, Sanctus, Sanctus Dominus Deus exercituum. Pleni sunt caeli et terra gloria tua.Los versos se repiten nueve veces precedidos de un Paternóster y de una antífona. Se termina con el Gloria y se repite el canto dos veces más.Todos los años, mientras vivo esta vieja costumbre litúrgica, me veo a mí mismo como un niño chico que canta a grito pelado una canción con palabras aprendidas de sus padres, pero cuyo significado sólo entenderá cuando sea mayor. [Para continuar leyendo]

La Virgen de Fátima

El día 13 de mayo es la festividad de Nuestra Señora de Fátima, en referencia a las apariciones de la Virgen María que ocurrieron en Fátima, Portugal, en 1917, a tres niños pastorcitos: Lucía dos Santos y sus primos Francisco y Jacinta Marto. Durante estas apariciones, la Virgen María transmitió mensajes de paz, conversión y esperanza para el mundo. Uno de los aspectos destacados de las apariciones de Fátima fue la solicitud de la Virgen María para que se rezara el Rosario diariamente por la paz en el mundo y la conversión de los pecadores. Información que puede ser de interés sobre la Virgen de Fátima.

Domingo de la Divina Misericordia

EL DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA se celebra cada segundo domingo de Pascua. En 1930, la joven monja polaca, Santa Faustina Kowalska, tuvo una serie de revelaciones dónde Jesús pedía un día dedicado a su misericordia. Juan Pablo II, quien tenía una gran devoción a la Divina Misericordia, canonizó a Santa Faustina el 30 de abril del 2000. Ese mismo día, el papa polaco decidió que esta celebración tendría lugar el segundo domingo de Pascua. Este es un día de fiesta para los católicos, quienes pueden recibir la indulgencia plenaria tras confesarse y comulgar. En Roma, el papa Francisco suele celebrar esta festividad en la Iglesia del Espíritu Santo en Sassia. En 2016, viajó a Polonia para celebrarla en el Santuario de la Divina Misericordia. FRANCISCONunca nos alejemos de Jesús aunque pensemos que por nuestros pecados o nuestras faltas somos lo peor. Así nos prefiere él, así su misericordia se derrama. En esta festividad, muchas iglesias alrededor del mundo exponen la imagen de la Divina Misericordia durante esa jornada. Fuente: Rome Report

Comunión de los santos

SUFRAGIO POR LOS DIFUNTOS. Estamos en noviembre, mes que la Iglesia dedica a hacer sufragios por los difuntos. Esta es una manifestación de lo que se conoce como la comunión de los santos. Pero, ¿qué es esto? Como dice el Catecismo, la comunión de los santos es precisamente la Iglesia. Esta comunión tiene dos significados estrechamente relacionados: por un lado, la comunión en las cosas santas, la participación en los mismos bienes espirituales, y, por otro, la comunión entre las personas santas. Catecismo de la Iglesia Católica, 948. La Iglesia está formada por los discípulos del Señor. Unos peregrinan en la tierra, otros, ya difuntos, se purifican en el purgatorio, mientras otros ya contemplan a Dios porque gozan del cielo. Pero, ¿cómo se da esta unión entre los distintos miembros de la Iglesia? De una parte, siempre podemos rezar a Dios por las personas que nos acompañan en nuestro camino hacia el cielo. Esa oración de intercesión expresa también la caridad, el amor fraterno entre los cristianos. Las personas que están en el cielo no dejan de interceder por nosotros ante el Padre. Su solicitud fraterna ayuda mucho a nuestra debilidad. Además, su ejemplo, nos ayuda a poner la mirada en la meta, la vida eterna en comunión con Cristo. Por otro lado, la Iglesia peregrina recuerda a los difuntos y ofrece sufragios por ellos, para que se vean librados de sus pecados y puedan ir cuanto antes a la felicidad del cielo. Nuestra oración por ellos puede no solamente ayudarles, sino también hacer eficaz su intercesión en nuestro favor. En la Santa Misa estamos en comunión con nuestros hermanos “dispersos por el mundo” (Misal Romano, Plegaria Eucarística III) y también con los glorificados en el cielo y los que se purifican para ver en ellos el rostro de Dios. Catecismo de la Iglesia Católica, 954-959, 1354, 1370-1371 “Durante la Eucaristía confiamos a los difuntos a la misericordia de Dios con un recuerdo sencillo pero lleno de significado. Rezamos para que estén con él en el paraíso, con la esperanza de que un día también nosotros nos encontremos con ellos en este misterio de amor que, si bien no comprendemos plenamente, sabemos que es verdad porque Jesús nos lo ha prometido. Este recuerdo de rogar por los difuntos está unido también al de rogar por los vivos, que junto con nosotros cada día enfrentan las dificultades de la vida. Todos, vivos y difuntos, estamos en comunión; en esa comunidad de quienes han recibido el bautismo, se han nutrido del Cuerpo de Cristo y hacen parte de la gran familia de Dios”. Papa Francisco, Audiencia 30-11-2016

El Viernes de Dolores

El viernes previo a la Semana Santa se conocía tradicionalmente como Viernes de Dolores, en el que se conmemoraba el sufrimiento de Santa María al pie de la Cruz (para ello ha quedado el 15 de septiembre). Sin embargo puede ser un buen momento para rezar con una bella plegaria: Stabat Mater.La secuencia Stabat Mater es un poema medieval del siglo XIII, pero más extendido a partir del XV. Comienza con las palabras Stabat Mater dolorosa («Estaba la Madre dolorosa»). Como plegaria, medita sobre el sufrimiento de María, la madre de Jesús, durante la crucifixión de su hijo.Además de su traducción, muchos compositores han puesto música a esta secuencia. Aquí recogemos la de Giovanni Pierluigi da Palestrina. 1.Versión latina medieval​ Stabat Mater dolorosa Iuxta crucem lacrimosa, Dum pendebat filius. Cuius animam gementem Contristatam et dolentem Pertransivit gladius. 2. O quam tristis et afflicta Fuit illa benedicta Mater unigeniti Quae maerebat et dolebat. Et tremebat, cum videbat Nati poenas incliti. 3. Quis est homo qui non fleret, Matrem Christi si videret In tanto supplicio? Quis non posset contristari, Piam matrem contemplari Dolentem cum filio? 4. Pro peccatis suae gentis Vidit Jesum in tormentis Et flagellis subditum. Vidit suum dulcem natum Morientem desolatum Dum emisit spiritum. 5. Eja mater fons amoris, Me sentire vim doloris Fac ut tecum lugeam. Fac ut ardeat cor meum In amando Christum Deum, Ut sibi complaceam. 6. Sancta mater, istud agas, Crucifixi fige plagas Cordi meo valide. Tui nati vulnerati Tam dignati pro me pati, Poenas mecum divide! 7. Fac me vere tecum flere, Crucifixo condolere, Donec ego vixero. Juxta crucem tecum stare Te libenter sociare In planctu desidero. 8. Virgo virginum praeclara, Mihi jam non sis amara, Fac me tecum plangere. Fac ut portem Christi mortem, Passionis eius sortem Et plagas recolere. 9. Fac me plagis vulnerari, Cruce hac inebriari Ob amorem filii, Inflammatus et accensus, Per te virgo sim defensus In die judicii. 10. Fac me cruce custodiri, Morte Christi praemuniri, Confoveri gratia. Quando corpus morietur Fac ut animae donetur Paradisi gloria. Amen. 1.Traducción literal​ De pie la Madre dolorosa junto a la Cruz, llorosa, mientras pendía el Hijo. Cuya ánima gimiente, contristada y doliente atravesó la espada. 2. ¡Oh cuán triste y afligida estuvo aquella bendita Madre del Unigénito!. Languidecía y se dolía la piadosa Madre que veía las penas de su excelso Hijo. 3. ¿Qué hombre no lloraría si a la Madre de Cristo viera en tanto suplicio? ¿Quién no se entristecería a la Madre contemplando con su doliente Hijo? 4. Por los pecados de su gente vio a Jesús en los tormentos y doblegado por los azotes. Vio a su dulce Hijo muriendo desolado al entregar su espíritu. 5. Oh, Madre, fuente de amor, hazme sentir tu dolor, contigo quiero llorar. Haz que mi corazón arda en el amor de mi Dios y en cumplir su voluntad. 6. Santa Madre, yo te ruego que me traspases las llagas del Crucificado en el corazón. De tu Hijo malherido que por mí tanto sufrió reparte conmigo las penas. 7. Déjame llorar contigo condolerme por tu Hijo mientras yo esté vivo. Junto a la Cruz contigo estar y contigo asociarme en el llanto es mi deseo. 8. Virgen de Vírgenes preclara no te amargues ya conmigo, déjame llorar contigo. Haz que llore la muerte de Cristo, hazme socio de su pasión, haz que me quede con sus llagas. 9. Haz que me hieran sus llagas, haz que con la Cruz me embriague, y con la Sangre de tu Hijo. Para que no me queme en las llamas, defiéndeme tú, Virgen santa, en el día del juicio. 10. Cuando, Cristo, haya de irme, concédeme que tu Madre me guíe a la palma de la victoria. Cuando el cuerpo sea muerto, haz que al ánima sea dada del Paraíso la gloria. Amén. 1.Versión por Lope de Vega​ La Madre piadosa parada junto a la cruz y lloraba mientras el Hijo pendía. Cuya alma, triste y llorosa, traspasada y dolorosa, fiero cuchillo tenía. 2. ¡Oh, cuán triste y cuán aflicta se vio la Madre bendita, de tantos tormentos llena! Cuando triste contemplaba y dolorosa miraba del Hijo amado la pena. 3. Y ¿cuál hombre no llorara, si a la Madre contemplara de Cristo, en tanto dolor? Y ¿quién no se entristeciera, Madre piadosa, si os viera sujeta a tanto rigor? 4. Por los pecados del mundo, vio a Jesús en tan profundo tormento la dulce Madre. Vio morir al Hijo amado, que rindió desamparado el espíritu a su Padre. 5. ¡Oh dulce fuente de amor!, hazme sentir tu dolor para que llore contigo. Y que, por mi Cristo amado, mi corazón abrasado más viva en él que conmigo. 6. Y, porque a amarle me anime, en mi corazón imprime las llagas que tuvo en sí. Y de tu Hijo, Señora, divide conmigo ahora las que padeció por mí. 7. Hazme contigo llorar y de veras lastimar de sus penas mientras vivo. Porque acompañar deseo en la cruz, donde le veo, tu corazón compasivo. 8. ¡Virgen de vírgenes santas!, llore ya con ansias tantas, que el llanto dulce me sea. Porque su pasión y muerte tenga en mi alma, de suerte que siempre sus penas vea. 9. Haz que su cruz me enamore y que en ella viva y more de mi fe y amor indicio. Porque me inflame y encienda, y contigo me defienda en el día del juicio. 10. Haz que me ampare la muerte de Cristo, cuando en tan fuerte trance vida y alma estén. Porque, cuando quede en calma el cuerpo, vaya mi alma a su eterna gloria. Amén.

Vía Crucis. Gerardo Diego.

La lírica religiosa de Gerardo Diego está recogida, fundamentalmente, en Versos divinos, obra que incluye el libro juvenil Viacrucis, compuesto en décimas enormemente elaboradas y llenas de esencias populares. Diego realiza un impresionante “recorrido poético” a través de las XIV estaciones del Viacrucis, a cada una de las cuales dedica dos décimas. La obra, compuesta por 330 versos octosílabos, agrupados en 33 décimas —la edad de Cristo cuando es crucificado—, se abre con una Ofrenda a la Virgen María, en 5 décimas, a las que siguen las otras 28 que constituyen propiamente el Viacrucis. Puede descargarse en dos formatos. Formato epub | Formato PDF

Camino de la Cruz

El vía crucis es una devoción tradicional de la Iglesia especialmente durante el tiempo de Cuaresma. En esta nota se hablará un poco de su historia. El arte lo ha plasmado muchas veces en forma de cuadros, pero también de poesía, como en próximas entradas serán publicadas. En el contexto de la “devotio moderna” —uno de cuyos ejes es la humanidad Santísima de Cristo y, por tanto, su Pasión— el vía crucis se extenderá por influjo de las órdenes mendicantes, especialmente los franciscanos al haber recibido la custodia de los Santos Lugares. A todo esto hay que añadir el interés en torno a ellos generado por las Cruzadas. Tal fue su veneración que, no contentos con el privilegio de haber pisado aquella tierra, algunos de aquellos nobles quisieron realizar en sus regiones de origen “reproducciones” de los santos lugares. Es así como nacen los “via crucis” y “calvarios” (capillas y cruces que se alzan sobre los montes, como por ejemplo ocurre en Lourdes), cuya devoción se extenderá por toda Europa a partir del s. xiv. Algunas figuras de relevancia en su propagación serán el beato Álvaro de Córdoba o san Leonardo de Puerto Mauricio. La configuración definitiva del vía crucis llegará alrededor del siglo xv, fruto de la unión de tres devociones precedentes: las caídas de Cristo en su recorrido hacia el Calvario; la vía dolorosa, consistente en la procesión de una iglesia a la próxima; y las estaciones de Cristo, en referencia a las paradas que en ese recorrido realizó el Señor. El término “estación” aparece por primera vez en el relato que el inglés William Wey hace de su peregrinación a Tierra Santa: el orante se detiene o “estaciona” unos momentos para considerar la escena allí vivida. El número de estaciones ha ido también variando con el tiempo y con los lugares. Aunque empezaron siendo siete, será a partir del siglo xvi cuando por el sur de Europa empiecen a darse devocionarios con catorce estaciones, con oraciones para cada una de ellas.

Los siete domingos de San José.

Los Siete domingos de san José se trata de una devoción al santo Patriarca que se remonta al siglo XVI, y cuyo objeto es preparar la fiesta del 19 de marzo. La meditación de los “dolores y gozos de san José” ayuda a conocer mejor al santo Patriarca y a recordar que también él afrontó alegrías y dificultades. Comenzó el domingo 31 de enero, con el primer dolor y el gozo: —Estando desposada su madre María con José, antes de vivir juntos se halló que había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo (Mt 1,18). —El ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, pues lo concebido en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús (Mt 1, 20-21). Este domingo 5 de febrero, el dolor y el gozo correspondiente es: —Vino a los suyos, y los suyos no le recibieron (Jn 1,11).—Fueron deprisa y encontraron a María, a José y al niño reclinado en el pesebre (Lc 2,16). Aunque esta costumbre se puede vivir de manera personal de muchos modos, puede ayudar el siguiente folleto que se puede descargar.

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